DEBATE Desde que el lehendakari Urkullu deslizó la posibilidad de que Euskadi acudiese a las urnas en julio, no hay rueda de prensa del presidente Feijóo donde no se plantee si Galicia seguirá, como ya hizo con los comicios aplazados del 5-A, los pasos del País Vasco. En las últimas cuatro citas para renovar sus parlamentos, ambas comunidades  siempre acudieron de la mano, por lo que nadie descarta que continúe la tradición. No faltan, incluso, los analistas que ponen ya sobre la mesa el debate de si al actual titular de la Xunta le conviene más esa u otra fecha o si la gestión de la pandemia de covid-19, tanto en la comunidad como en el Estado, incidirán en el reparto de escaños. Un debate interesante desde el punto de vista político, pero que choca con una realidad en la que el país sigue en estado de alarma y confinado, pues la luz al final del túnel, aunque visible, parece todavía lejana. Galicia necesita renovar su Gobierno, sin duda, pero cuando de lo que estamos hablando es de la salud, las prioridades cambian. Y de momento, con más de 300 muertos al día por coronavirus, las premisas de ofrecer las máximas garantías para que todo el mundo ejerza su derecho de sufragio en total libertad y con tranquilidad no parecen cumplirse y así lo entiende, de manera ejemplar, la práctica totalidad de las formaciones. Elecciones sí, pero todo a su tiempo.